A veces, confundo el mar con el cielo, he de quedarme un rato mirando para darme cuenta que una parte duerme y la otra empieza a despertarse.
A veces, quisiera quedarme escondida entre tu brazo y tu pecho.
A veces, miro demasiado por la ventana, escucho las mismas canciones, dibujo oscuros deseos, reparo fachadas, consigo deshacer los nudos marineros de mi estómago y empiezo a sentir la lluvia.