sábado, 7 de febrero de 2009

Mi chiquitilla...

Qué tonta, parece que aún te escucho...

Esquivando silencios y aprendiendo a no echarte tanto de menos.

Aferrándome a imágines estáticas que recuerdan tu sonrisa, imágines que cuelgan de la pared, imágines que inmortalizan tus ganas de vivir.

Hay que seguir luchando, orgullosa de sentir que llevo parte de ti. Sintiendo cada día que me miras y estás orgulloso, imaginando que entras por la puerta y vuelves a decir: mi chiquitilla...

Me daría mucho miedo volver a verte, pero no sé qué otra cosa puede hacer que me sienta mejor.

Gracias por hacerme feliz, por hacernos felices a todos. Gracias por cuidarme, por jugar y soñar conmigo, por dejarme libre, por ser maestro y darme ejemplo.

Gracias por enseñarme a vivir. Te quiero papá.